Ya es costumbre que cada que entrevistan a Hugo Sánchez, nuestro estratega nacional suelta cada sarta de babosadas que lo dejan a uno mareado (¿se acuerdan de "yo no prometo, me comprometo"?). Pero de vez en cuando al "Niño de Oro" se le ocurren buenas ideas.

Eso fue lo que pasó esta semana cuando Hugo dijo que en su próxima reunión con los directivos del fútbol mexicano, solicitará el regreso a los torneos largos y, además, la reducción de extranjeros en la liga (incluyendo jugadores naturalizados).

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Podemos dedicarle horas al tema pero, sin darle mucha vuelta al asunto, regresar a los torneos largos tendría muchas ventajas. Por ejemplo, le daría a los técnicos la oportunidad de trabajar con más calma, sin miedo de que los vayan a correr la próxima semana, y eso les daría más tranquilidad y más disposición de debutar jóvenes.

Si a eso le agregamos la reducción en el número de extranjeros (y naturalizados), habría aún más oportunidades para los chavos, y obligaría a los directivos a contratar extranjeros de calidad y no bultos que nada más vienen a robar (a Lucas Castromán le están zumbando las orejas).

Una de las posiciones en contra que más he escuchado es que los directivos no quieren regresar a los torneos largos porque perderían todos los ingresos que reciben por las dos liguillas y las competencias pedorras entre cada torneo (Interliga, Superliga, etc.). Pero esa es una postura que exhibe la poca visión (y la hueva) de los directivos.

El tener un torneo largo en lugar de dos cortos no significa automáticamente que vaya a entrar menos dinero. Y si no me creen, fíjense en alguna de tantas ligas muy exitosas que juegan con el formato del torneo largo. ¿Por qué, por ejemplo, no reducen los sueldos infladísimos de los futbolistas? Es mucho dinero que se podría usar para mejores cosas. Y además tiene la ventaja de que le daría un incentivo mayor al futbolista mexicano de arriesgar suerte en Europa.

Es cuestión de echarle un poquito de coco. Pero la respuesta es fácil: Torneos largos, más jóvenes, menos extranjeros, menores sueldos, y más mexicanos en Europa.